domingo, 3 de mayo de 2009

La naturaleza te habla

Ayer estuve caminando por un bosque en el que la vegetación ocultaba las maravillosas vistas de un lago. Asombrado por la belleza de aquella escena, decidí aproximarme a la orilla para contemplar el agua de cerca. Sin embargo, el acceso era difícil, por lo que tuve que bordear dicho lago hasta encontrar una zona de umbría bajo unos pinos, desde donde podía contemplar el agua más de cerca.
Y allí me quedé sentado, mirando. En la orilla observé que había agua estancada, sucia y maloliente. Sólo unos juncos la separaban del agua corriente, pura y cristalina. Contemplé la escena. Y después de reflexionar, decidí levantarme a buscar un palo. El mejor candidato se encontraba en el sitio menos deseable. Tuve que atravesar una zona de fango y llena de mosquitos para rescatar aquel largo palo. Una vez lo cogí, lo usé para apartar los juncos. Debido a su flexibilidad, conseguí finalmente apartarlos, notando cómo el agua cristalina comenzaba a mezclarse con el agua estancada, haciendo que ésta fuera más pura y limpia.

  • Cuando en tu vida observas que hay una escena que no te gusta, ¿haces algo para cambiarla?
  • Cuando observas el agua estancada, ¿observas también el agua corriente? ¿Eres capaz de ver más allá?
  • Cuando observas los juncos, ¿te parecen obstáculos insalvables, o en cambio confías en tus habilidades?
  • Cuando necesitas un palo en tu vida y el esfuerzo para conseguirlo es grande, ¿mojas tus pies en el fango?
  • ¿Alguna vez te has atrevido a mover tus juncos? Inténtalo. A ver qué pasa...


2 comentarios:

Espíritu dijo...

Interesante reflexión, me gusta. A veces también es bueno dejarlo estar, verlos pasar,... mientras los comtemplas con ojos de paz.

Feliun dijo...

Totalmente de acuerdo, Espiritu. Todo depende, en mi opinión, del momento por el que estés pasando en la vida. Hasta el agua estancada está ahí para enseñarnos una lección muy valiosa.

Gracias por tu comentario.