martes, 24 de marzo de 2009
¿Y a ti, qué te ata?
Un domador de circo consigue mantener a un elefante aprisionado porque usa un truco muy simple: cuando el animal aún es una cría, amarra una de sus patas a un tronco muy gordo.
Por más que lo intente, el pequeño elefante no consigue soltarse. Poco a poco, se va acostumbrando a la idea de que el tronco es más poderoso que él.
Al hacerse adulto, y dueño de una fuerza descomunal, basta con rodear con una cuerda la pata del elefante y amarrarla a una estaca, ya que no intentará soltarse, porque recuerda que ya lo intentó muchas veces y no lo consiguió.
Al igual que los elefantes, nuestros pies también están amarrados a algo pequeño: pero, como desde niños, nos acostumbramos al poder de ese tronco, no osamos hacer nada.
Sin saber que basta un simple gesto de coraje para descubrir toda nuestra libertad.
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