Mucha gente vive observando cómo el tiempo se esfuma, sin plantearse hacia dónde quieren dirigirse, qué metas quieren conseguir. Muchos se formulan la siguiente pregunta: ¿qué estoy haciendo con mi vida? Esta incertidumbre suele tener un efecto negativo, no permitiéndonos reaccionar ni tomar las riendas de nuestro propio destino.
Y yo planteo lo siguiente: ¿a qué esperamos? Nadie va a decidir por nosotros nuestro futuro. Nosotros somos los únicos dueños de lo que hacemos en nuestra vida. El hombre tiene capacidad de elección. Elijamos, pues.
Os propongo lo siguiente: coged papel y bolígrafo, y tomaos unos minutos para elaborar una lluvia de ideas. Pensad en la siguientes preguntas: ¿qué quiero hacer? ¿qué quiero ser? ¿qué quiero tener? Escribid las respuestas en el papel, todas y cada una de las que se os ocurran. Tras unos minutos, observad vuestras respuestas y preguntaos qué estáis haciendo para llegar a dónde queréis, y qué podéis hacer para que eso ocurra. ¿Debéis cambiar la estrategia? ¿Quizás debéis buscar ayuda? ¿Quizás debéis deshaceros de algo valioso para poder cumplir vuestros sueños?
La clave de todo esto es que no podrás conseguir lo que quieres si no sabes lo que quieres. A veces es necesario plasmar nuestros deseos en un papel, como si estuviéramos escribiendo el guión de nuestro futuro, para darnos cuenta de qué camino es el que debemos seguir a continuación para llegar a la meta.
Y procura que las decisiones que tomes se enfoquen en la consecución de todo aquello que deseas. Pregúntate si hacer esto o lo otro te acerca, o por el contrario te aleja, de tus sueños.
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