La procrastinación es una palabra horrible que hace referencia al humano hábito de postponer tareas u ocupaciones para más adelante. Algunos estudios indican que lo que hay detrás de esta mala costumbre, en el fondo, es un exceso de perfeccionismo, o incluso miedo al fracaso.
Lo que está claro es que retrasar lo inevitable sólo nos lleva a perder nuestro tiempo, a engañarnos a nosotros mismos, y lo que es peor, a dañar nuestra propia autoestima.
Una buena estrategia que ayuda a combatir el aplazamiento de tareas es dividirlas en tareas más pequeñas y manejables, de manera que no nos dé tanta pereza hacerles frente. Es interesante ver cómo lo que más nos cuesta es arrancar. Dedicar unos pocos minutos a dicha tarea nos salvará muchos dolores de cabeza.
2 comentarios:
Me parece una idea perfecta y muy humana. De hecho, no se si podríamos hacer nada sin dividirlo antes en cosas pequeñas y manejables, que se puedan trabajar en una jornada o idealmente unas pocas horas. En cierto modo veo el cerebro humano como una maquina de soñar y construir. Desde ese punto de vista, todas las artes (o técnicas si se prefiere reducirlo) derivarían de la síntesis poética y de la arquitectura. Aprender a soñar despierto y pieza a pieza, construir cada sueño. Sin prisa, pero sin pausa.
Lo que más me llama la atención de la procrastinación es que es capaz de convertir cualquier tarea secundaria en atractiva. It´s amazing!! como diría aquel lo fácil que el cerebro nos engaña para centrar nuestro foco de atención de lo principal en lo secundario y dotarlo de satisfacción.
Me apunto tu gran truco para luchar contra esa lacra personal y que nos impide avanzar hacia donde queremos.
Un abrazo maestro!
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