Saliste con aires bastante renovados de aquel polideportivo. La temperatura cálida del agua te había devuelto a la vida. En tu mente, una única meta: llegar a Tres Cantos. El ánimo te empujaba, saliste con paso lento para reanimar lentamente tus enfriados músculos, y mientras te ibas comiendo aquel bocadillo que te preparaste para motivarte, comenzaste a hablar con un par de chicos que iban juntos en la carrera. Te contaron que su fallo del año pasado fue que empezaron con un ritmo demasiado fuerte, y no pudieron terminar. 'Por eso no debo preocuparme entonces', pensaste mientras te reías dentro de tu cabeza. Anduviste junto a ellos los 5km que os separaban del siguiente punto de avituallamiento, donde tomaste un bote de Gatorade y una barrita de almendras. A esto último lo calificaste de 'innecesario', pero sabías que tu cuerpo podría fallar sin avisar si no le ibas dando combustible periódicamente. En ese punto, tus acompañantes se detuvieron para refrescar sus pies. Tú decidiste continuar la marcha: te veías fuerte y cómodo. Además, el terreno ya lo habías recorrido alguna que otra vez.Ánimo:90%. Estado físico: 90%.
Durante el resto del camino fuiste solo, y para entretenerte, creaste un juego en tu mente que consistía en pensar qué acciones ibas a realizar en el siguiente punto de avituallamiento: masajear tus pies, beber, echarte reflex aquí o aquí, comer algo, estirar, cambiarte de calcetines, guardar alguna botella en la mochila...de esta forma te obligabas a escuchar constantemente a tu cuerpo. Ibas vigilando, como habías hecho desde el principio, a tu ingle derecha. Desde que empezaste el reto notaste un pequeño dolor, de intensidad 2 sobre 10, que nunca llegó a aumentar, pero tampoco desaparecía No te preocupaba especialmente, pero no estaba de más hacer un seguimiento periódico.
La estrategia parecía clara: ahora que ibas solo, aprovecharías para caminar con paso alegre mientras las piernas te lo permitieran, teniendo únicamente en tu cabeza como objetivo final llegar a Tres Cantos. Para ti, no había nada más...de momento. Era demasiado pronto para pensar en los 100. Por ahora, te tocaba disfrutar sin pensar en nada lejano.
Está atardeciendo, el paisaje no puede ser más espectacular. Decides grabarte un vídeo contando tu situación para entretenerte, y mientras tanto saboreas el suave calor que comienza a evaporarse. Cae la noche. Decides que, ahora que queda poca luz, es el momento ideal para ponerte en 'modo nocturno': te quitas la gorra y las gafas, sacas el frontal y el forro polar, y el buff pasa de estar en tu cabeza a cubrir tu cuello. Todo preparado para continuar sin sol.
Por el camino hubo mucha gente que te llamó para ofrecerte su apoyo, lo cual agradeciste por los ánimos, y sobre todo por la compañía. A lo largo del recorrido, sólo se divisaban barras de luz fría que alumbraban tu horizonte. Y a lo lejos, y cada vez más cerca, las luces de Tres Cantos.
Llegas fresco al polideportivo. 52km llevan tus piernas a cuestas. Rápidamente buscas tu mochila, número 524. Te sientas, sacas el contenido de tu equipaje y te quitas las zapatillas para airear tus pies. Problemas: un par de ampollas comienzan a nacer. Hasta ahora habías salvado un par de rozaduras con compeeds, pero esto podía llegar a ser más grave.
Decidiste que no era buena idea jugártela, ya que aún te quedaba la mitad del camino por delante, por lo que después de darte una buena ducha, fuiste a los servicios de atención médica. Más problemas: mucha gente en la cola. No podías hacer nada más que aguantarte. Lo peor es que todo el colchón de tiempo que habías ganado, lo podías perder ahora, pero era lo que tocaba. O eso o podía que no acabaras. Tras 40 agónicos minutos de espera, te atendieron los trabajadores de Protección Civil, increíbles profesionales y mejores personas. Te hicieron un par de apaños para que no te molestase demasiado al andar, y listo.
Era el momento de irse, pero ¡mierda! ¡Se te había olvidado sellar el rutómetro al llegar, qué cagada! ¿Qué hora es? Las 00:40...¡joder, el polideportivo cerraba hace 10 minutos! Bueno, calma, te sellarán igual. En efecto, tu papel fue sellado, pero tu problema mayor no era ese...habías ido todo el rato rozando el límite, pero esta vez la espera con los ampollólogos te había retrasado mucho. Ahora saldrías 10 minutos por debajo del tope, lo que sólo significaba una cosa: O espabilas o no llegas.
Por delante de mí, 23km hasta San Sebastián de los Reyes. Ánimo:80%. Estado físico: 75%.
Continuará...
2 comentarios:
Increíble, siento como si lo estuviese haciendo yo mismo. Muy grande, ansioso de una tercera parte.
Un abrazo crack y gracias por compartir tu experiencia con quien te lee.
La piel como escarpías y aún queda lo mejor ;)
Un abrazote genio.
Publicar un comentario