Te deseo primero que ames,
Y que amando, también seas amado.
Y que, de no ser así, seas breve en olvidar
Y que después de olvidar, no guardes rencores.
Deseo, pues, que no sea así, pero que si es,
Sepas ser sin desesperar.
Te deseo también que tengas amigos,
Y que, incluso malos e inconsecuentes,
Sean valientes y fieles, y que por lo menos
Haya uno en quien puedas confiar sin dudar.
Y porque la vida es así,
Te deseo también que tengas enemigos.
Ni muchos ni pocos, en la medida exacta,
Para que, algunas veces, te cuestiones
Tus propias certezas. Y que entre ellos,
Haya por lo menos uno que sea justo,
Para que no te sientas demasiado seguro.
Te deseo además que seas útil,
Más no insustituible.
Y que en los momentos malos,
Cuando no quede más nada,
Esa utilidad sea suficiente
Para mantenerte en pie.
Igualmente, te deseo que seas tolerante;
No con los que se equivocan poco,
Porque eso es fácil, sino con los que
Se equivocan mucho e irremediablemente,
Y que haciendo buen uso de esa tolerancia,
Sirvas de ejemplo a otros.
Te deseo que siendo joven
No madures demasiado deprisa,
Y que ya maduro, no insistas en rejuvenecer,
Y que siendo viejo no te dediques al desespero.
Porque cada edad tiene su placer
Y su dolor y es necesario dejar
Que fluyan entre nosotros.
Te deseo de paso que seas triste.
No todo el año, sino apenas un día.
Pero que en ese día descubras
Que la risa diaria es buena,
Que la risa habitual es sosa y
La risa constante es malsana.
Te deseo que descubras,
Con urgencia máxima,
Por encima y a pesar de todo,
Que existen, y que te rodean,
Seres oprimidos,
Tratados con injusticia y personas infelices.
Te deseo que acaricies un perro,
Alimentes a un pájaro
Y oigas a un jilguero erguir triunfante su canto matinal,
Porque de esta manera,
Sentirás bien por nada.
Deseo también que plantes una semilla,
Por más minúscula que sea,
Y la acompañes en su crecimiento,
Para que descubras de cuantas vidas
está hecho un árbol.
Te deseo, además, que tengas dinero,
Porque es necesario ser práctico.
Y que por lo menos una vez por año
Pongas algo de ese dinero frente a ti y digas:
"Esto es mío",
Sólo para que quede claro
Quien es el dueño de quien.
Te deseo también
Que ninguno de tus afectos muera,
Pero que si muere alguno,
Puedas llorar sin lamentarte y sufrir
Sin sentirte culpable.
Te deseo por fin que,
Siendo hombre, tengas una buena mujer,
Y que siendo mujer, tengas un buen hombre,
Mañana y al día siguiente,
Y que cuando estén exhaustos y sonrientes,
Hablen sobre amor para recomenzar.
Si todas estas cosas llegaran a pasar,
No tengo más nada que desearte.
3 comentarios:
Que tus deseos se hagan realidad, y que para ello descubras el placer del camino para apreciar en su justa medida la meta. Que en algunos fracases y te levantes, porque así sabrás dosificar tus fuerzas, aceptar lo bueno y lo malo de la vida y salir adelante.
Gracias.
Genial poesía, si me permites te la cogeré robada, digo... prestada, pero citando el autor original.
La autoría está erróneamente atribuída en algunos sitios al escritos y poeta francés Víctor Hugo, cuando en realidad pertenece a un poeta brasileño llamado Sergio Jockymann
Por si quieres citar la autoría en tu entrada.
Un saludo.
Gracias por el comentario, Unquevai. Lo aclararé en la entrada, y sientete libre de "robar" la poesia :)
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