domingo, 22 de abril de 2012

¿Por qué dejamos todo para mañana?

La procrastinación es una palabra horrible que hace referencia al humano hábito de postponer tareas u ocupaciones para más adelante. Algunos estudios indican que lo que hay detrás de esta mala costumbre, en el fondo, es un exceso de perfeccionismo, o incluso miedo al fracaso.

Lo que está claro es que retrasar lo inevitable sólo nos lleva a perder nuestro tiempo, a engañarnos a nosotros mismos, y lo que es peor, a dañar nuestra propia autoestima.

Una buena estrategia que ayuda a combatir el aplazamiento de tareas es dividirlas en tareas más pequeñas y manejables, de manera que no nos dé tanta pereza hacerles frente. Es interesante ver cómo lo que más nos cuesta es arrancar. Dedicar unos pocos minutos a dicha tarea nos salvará muchos dolores de cabeza.

2 comentarios:

El Analandés dijo...

Me parece una idea perfecta y muy humana. De hecho, no se si podríamos hacer nada sin dividirlo antes en cosas pequeñas y manejables, que se puedan trabajar en una jornada o idealmente unas pocas horas. En cierto modo veo el cerebro humano como una maquina de soñar y construir. Desde ese punto de vista, todas las artes (o técnicas si se prefiere reducirlo) derivarían de la síntesis poética y de la arquitectura. Aprender a soñar despierto y pieza a pieza, construir cada sueño. Sin prisa, pero sin pausa.

Alberto Fernández dijo...

Lo que más me llama la atención de la procrastinación es que es capaz de convertir cualquier tarea secundaria en atractiva. It´s amazing!! como diría aquel lo fácil que el cerebro nos engaña para centrar nuestro foco de atención de lo principal en lo secundario y dotarlo de satisfacción.

Me apunto tu gran truco para luchar contra esa lacra personal y que nos impide avanzar hacia donde queremos.

Un abrazo maestro!