Correr es un deporte solitario que, paradójicamente, permite que te encuentres con un montón de personas que están jadeando exactamente igual que tú. Unos vienen, otros van. A unos les adelanto, y otros hacen lo propio conmigo. Y en este punto me quiero detener.
Es un error muy frecuente cuando se entrena carrera de fondo enfocarse en lo que están haciendo los demás, y tomarlo como una referencia para nuestra propia percepción del éxito o el fracaso: "si te adelanto soy mejor que tú, si me adelantas soy un mierda". Mi experiencia indica algo muy distinto: puedes estar adelantando perfectamente a un campeón de maratón que esté realizando un ejercicio muy suave de descarga, y eso no significa ni mucho menos que seas mejor que él.
Por otro lado, sin duda, si adelanto a un tío de 40 años y le humillo con mi vertiginosa velocidad, ese hecho demostraría que él es peor que yo. ¿Y si ese mismo hombre hubiera salido por primera vez en su vida a correr y estuviera rompiendo todas sus barreras físicas y mentales corriendo 2 km? Yo estaría realizando un entrenamiento normal en mi rutina de 10 km, y eso no significaría ni mucho menos que que yo fuera mejor que él.
Y entonces, ¿dónde está el truco? Si el que adelanta no es el mejor, ni el adelantado es el peor, ¿quién gana la competición? La respuesta es nadie. O mejor dicho, los dos. La clave está en que el éxito reside en la consecución personal de cada objetivo, y no es su comparación con los retos ajenos.
La vida también es una carrera de fondo, y en ella cada uno debemos correr nuestro propio camino. Debemos marcarnos metas muy precisas y luchar por conseguirlas sin importarnos lo que hagan los demás con sus vidas. ¡Ellos también están corriendo la suya y tomando sus propias decisiones!
Si quiero conseguir 10000€ y alguien a mi lado consigue 12000, ¿debería sentirme mal? Todo depende de dónde coloques tu foco: si te has propuesto esos 10000 y lo has conseguido, deberías sentirte muy orgulloso, independientemente de lo que otros consigan. Eso sí, si el hecho de ver que el de al lado ha conseguido más te ayuda a motivarte, a superarte y a lanzarte en busca de objetivos más ambiciosos, ¡perfecto! A eso se le llama buscar inspiración en el ejemplo ajeno. Si este hecho va a cegar tu éxito con la envidia, pasa a ser un sentimiento destructivo que no te permite disfrutar de tus logros.
Disfruta de tus victorias sin comparaciones. Tus logros son tuyos, y de nadie más. Y si tienes ambición, ve a por ello. Pero no permitas que los éxitos o los fracasos de los demás dirijan tu propio bienestar.