domingo, 22 de abril de 2012

¿Por qué dejamos todo para mañana?

La procrastinación es una palabra horrible que hace referencia al humano hábito de postponer tareas u ocupaciones para más adelante. Algunos estudios indican que lo que hay detrás de esta mala costumbre, en el fondo, es un exceso de perfeccionismo, o incluso miedo al fracaso.

Lo que está claro es que retrasar lo inevitable sólo nos lleva a perder nuestro tiempo, a engañarnos a nosotros mismos, y lo que es peor, a dañar nuestra propia autoestima.

Una buena estrategia que ayuda a combatir el aplazamiento de tareas es dividirlas en tareas más pequeñas y manejables, de manera que no nos dé tanta pereza hacerles frente. Es interesante ver cómo lo que más nos cuesta es arrancar. Dedicar unos pocos minutos a dicha tarea nos salvará muchos dolores de cabeza.

lunes, 16 de abril de 2012

Lo que me enseña el running: la relatividad de los retos.

Con esta entrada pretendo inaugurar una nueva sección llamada "Lo que me enseña el running". O lo que es lo mismo, lo que aprendo mientras corro. Para mí, esta actividad física realmente se está convirtiendo en una filosofía de vida. Mucho más allá de los múltiples beneficios saludables que proporciona, ofrece una oportunidad muy grande de entrenar la fuerza mental, la cual nos resulta muy difícil de ejercitar habitualmente. Por otro lado, las múltiples vivencias que experimento mientras entreno se traducen en metáforas de la vida y del día a día dentro de mi cabeza, y de eso pretendo hablar en este espacio.

Hoy, concretamente, quiero reflexionar sobre la relatividad de los retos. Creo firmemente en que la única manera que tiene el ser humano de evolucionar y crecer a nivel personal es mediante la superación. Y para superarnos, necesitamos retos. Objetivos que nos motiven, que entrañen una cierta dificultad para nosotros, y que nos satisfagan a un nivel de autorrealización. La actividad del correr es un escenario perfecto para plantearnos retos, ya que OFRECE MEDIDAS OBJETIVAS, como son las distancias, los ritmos o las pulsaciones. Un reto (en general), por tanto, debe ser medible de forma objetiva, entre otras cosas.

¿Por qué me refiero entonces a la RELATIVIDAD de los retos? Sencillamente al siguiente hecho: cuando yo acabé mi primera carrera de 10 kilómetros, sentí que había ROTO UNA BARRERA MENTAL. Esos 10k, de pronto, habían dejado de ser un límite para mí, porque ya lo había conseguido. Y esto genera confianza, mucha. Ahora cuando salgo a entrenar, mis rodajes suelen bordear esa cifra, y muchas veces la superan. No hace mucho concluí la media maratón de madrid en un tiempo más que aceptable para mí, y de nuevo, con eso, rompí un nuevo límite. Ya que lo puedo hacer. No lo intuyo, no lo imagino, no lo sueño. Lo sé. 

Las dificultades son relativas a los logros que hayamos conseguido. Con cada barrera que tiras, tu confianza aumenta. Integras la creencia de que PUEDES superar cualquier otra que se te ponga por delante.

Por eso, pregúntate hoy: ¿qué barrera me gustaría tener derribada mañana? Toma distancia, y relativiza esa dificultad, porque una vez la hayas vencido, no te habrá parecido para tanto. Ten la seguridad de que con esfuerzo, sentido común y constancia, cualquier objetivo es alcanzable.